Lástima que no tuve nada que decir.
Es mi primer día de trabajo y el guardián de un fénix acaba de comérselo en las remotas estepas de la isla, a decenas de kilómetros de la ciudad. Bueno, asesinado, por una forma rara, poderosa y aterradora de magia asesina de dioses, para ser exactos. Y el fénix acaba de irse con el cuerpo.
¿No es un problema, dices? Siento disentir. Resulta que el fénix transporta todos los cadáveres y almas de la isla al más allá. Y cuando el fénix se va, los cuerpos no comienzan a amontonarse. Empiezan a volver de entre los muertos. Y digamos que los muertos no vuelven como nuevos.
Lo que significa que, si no resuelvo esto rápido, cierta diosa de la lluvia podría convertir toda la isla en cenizas antes de que el ejército renacido se vuelva demasiado grande para contener…
Mil gracias a GLO!
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